miércoles, 30 de marzo de 2011

VIENTO Y SOL A BUEN RECAUDO

El reto de "guardar" el viento, el Sol o, en general, cualquier tipo de energía para aprovecharla en los momentos en que se necesita no es, desde luego, de hoy pero la necesidad de darle respuesta se hace más acuciante en la medida en que las plantas de generación eólica, fotovoltaica, termosolar, etc. se extienden por la geografía y topan con el problema de su intermitencia de cara a constituirse como una alternativa completamente válida. Hay problemas técnicos que resolver aún pero la tecnología ya existe y sólo falta inversión y "voluntad política" para implantarla.

El 21% de la demanda eléctrica del año pasado fue cubierta por las renovables pero este porcentaje podría haber sido mucho mayor si, por ejemplo, los parques eólicos no se hubieran desconectado con frecuencia para evitar sobrecargas en la red. Tal como está diseñado el sistema eléctrico, la rigidez es la norma; si se quiere ir hacia un modelo más elástico, donde se pueda atender los picos de demanda de energía y gestionar bien los valles sin desperdiciar un kW, el porcentaje que aportan las renovables tiene que crecer y sólo se puede hacer guardando lo que generan de más.

Hoy en día hablamos de baterías (poca potencia, escasa densidad de energía), centrales hidroeléctricas reversibles, hibridación de fuentes renovables (plantas eólico-solares), almacenamiento de aire comprimido bajo tierra o en cuevas naturales, calentamiento de sales en plantas termosolares, etc. Una empresa tecnológica como IBM se ha empeñado en solucionar el problema de la escasa autonomía de las baterías, aspecto crítico para la generalización del vehículo eléctrico, y su proyecto Battery 500 busca diseñar una batería que alimente un coche durante 800 kilómetros.

Habrá que dar también ya pasos hacia las redes eléctricas inteligentes o "smart grids" haciendo redes más inteligentes y eficientes, donde, cuando sea preciso, se solicita energía al mismo cliente y se paga de una forma u otra. Los críticos siguen diciendo que estas tecnologías apenas han pasado de la fase de experimentación pero la realidad es que sigue fallando la voluntad política. Como dice Greenpeace, "no hay barreras técnicas, lo que ocurre es que el mercado eléctrico está trucado, hay muchas subvenciones escondidas" y nadie quiere renunciar a su chollo.

¿Cabe imaginar entonces sistemas de almacenamiento formados por millones de coches eléctricos convertidos en una gigantesca batería de energía distribuida? Como dicen que dijo Abraham a su hijo a Isaac cuando éste preguntó por el animal que iban a sacrificar (que era él), "Dios proveerá".

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