miércoles, 13 de julio de 2011

¡VAYA BANDA!

Las dos enmiendas de Convergència i Unió en el Senado para paliar la situación de la fotovoltaica (tras el decretazo) no pueden ser votadas porque el Gobierno está haciendo todo lo posible para impedirlo (o eso parece); CiU ha llegado incluso a presentar un recurso de amparo al Presidente del Senado y piensa en elevar el recurso ante el Tribunal Constitucional.

Parece que las razones aducidas por el Gobierno para mostrar su disconformidad, y de hecho vetar el debate, son la necesidad de no incrementar los créditos o disminuir los ingresos presupuestarios, algo rotundamente falso y contradictorio con el comportamiento del Gobierno en otros trámites parlamentarios.

El discurso del Ministerio de Industria, con el respaldo del Gobierno y del PSOE, ha consistido en demonizar a la tecnología fotovoltaica como una forma de desviar la atención acerca de la falta de política energética en España acusándola del déficit tarifario, del déficit público e incluso de la falta de competitividad de la economía nacional. El mismo Ministerio al que se le llena la boca con lo de la sostenibilidad, los empleos verdes y las (no se sabé cuáles) renovables y, al mismo tiempo, infla las cuentas con subvenciones al carbón nacional o incrementos de pagos por capacidad a las centrales de gas. ¡Demencial!

Es un hecho incuestionable que, desde Septiembre de 2008, el Gobierno ha sacado adelante tres leyes distintas para tratar de frenar la tecnología fotovoltaica, rematándola con el tristemente famoso con el RDL 14/2010 que modificaba la retribución de las plantas ya instaladas, medida calificada de ‘retroactiva’ e ‘inaceptable’ por el comisario europeo de Energía. Este RDL ha sido denunciado ante el Tribunal Constitucional, por las comunidades autónomas de Valencia y Murcia, y está siendo actualmente investigado por la Comisión Europea.

Y, sin embargo, el ministro Sebastián seguirá afirmando, con toda su osadía, que esta legislación no afecta a la viabilidad de las plantas fotovoltaicas y que éstas son “inversiones solventes y rentables”. Como diría Forges, ¡país!

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