jueves, 15 de marzo de 2012

SE PIERDE UN TERCIO DE LA ENERGÍA UTILIZADA

(Extracto del artículo publicado en el blog Ecolaboratorio)

Ingenieros de la Universidad Pontificia Comillas han elaborado el informe 2011 de la Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad, organismo dependiente de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ICAI) y constituido en 2002 mediante Acuerdo Marco de Colaboración entre BP España y la Universidad Pontificia Comillas Madrid para promover estudios, acciones formativas y de divulgación de modelos de3 desarrollo sostenibles.

En este informe se refleja mediante varios diagramas de Sankey una clara visión de lo que ocurre con la energía en España.

Este primer diagrama, uno de los más representativos del informe, intenta dar una imagen completa de todo el sistema energético del país, reproduciendo los flujos de los distintos tipos de energía utilizados. En la parte izquierda se representa la energía que entra en el sistema antes de pasar por procesos de transformación: petróleo (de color marrón), gas natural (gris), carbón (negro), energía nuclear (amarillo) y renovables (verde, azul claro, azul oscuro…). Y en la parte derecha se muestra cómo se consume al final esa energía.

En cuanto a la energía entrante en el sistema, queda clara la gran predominancia del petróleo (45,9%). Si además se tiene en cuenta la línea discontinúa que representa la frontera de España, se aprecia de forma muy visual como el 82,7% de toda la energía primaria viene de fuera. Prácticamente toda, salvo las renovables y una parte de carbón. Nada nuevo, aunque a menudo parece olvidarse.

En el lado contrario del diagrama, en la parte derecha, se observa cómo un 26% de la energía se usa para transporte, un 15,8% para la industria y un 20,1% para el resto de usos (terciario, residencial…). De lo que falta, una pequeña parte se exporta, otra forma parte de los autoconsumos, pero la mayoría, un 29,1% del total, simplemente se pierde por el camino, en los procesos de transformación y redes de transporte en gran medida y de forma especial en las centrales en las que se transforman combustibles en electricidad.

Y eso que este cálculo comprende sólo hasta que la energía final es servida para ser consumida, es decir, hasta que llega al enchufe de una casa o hasta el surtidor de una gasolinera. Si se siguiese con el análisis más allá, las pérdidas serían todavía superiores, pues habría que tener en cuenta que los coches de motor de explosión van a aprovechar sólo un 20% de la energía que consumen y también las pérdidas en las calderas de las industrias.

Y aún faltaría considerar la energía que se derrocha o la que se usa de forma ineficiente: uso de coche para distancias que pueden hacerse andando, luces encendidas en habitaciones vacías, etc.

En otros diagramas del informe, que os invito a revisar, se representan el CO2 generado por el sistema energético del país, los flujos económicos del sector energético (muy interesantes), etc.

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