viernes, 9 de marzo de 2012

EL PRECIO DE LA INCOMPETENCIA

Muy buen artículo, con el mismo título, de Jesús Mota en las páginas de opinión de El País, aunque obviamente tengamos que disentir en algún punto de sus reflexiones.

Os apunto a continuación los párrafos de entrada para azuzar vuestro interés:

El déficit de la tarifa eléctrica, camino de los 60.000 millones a finales de la década, no puede cargarse sobre los consumidores. No son responsables del disparate financiero y la luz está ya entre las más caras de Europa.

Después de diez años de malas decisiones políticas y peores soluciones técnicas, el déficit de la tarifa eléctrica (diferencia entre los derechos reconocidos a las compañías y los ingresos recibidos a través del recibo según las tarifas que fija el Gobierno) va camino de convertirse en el problema financiero más peligroso del país. En este disparate han participado activamente, rivalizando en incompetencia, gobiernos populares y socialistas.


Y ahora algunos comentarios de mi cosecha aprovechando la inercia de este artículo.

Aunque es muy probable que los consumidores sean los grandes paganos del déficit tarifario (a los políticos es imposible meterles mano en este punto, como casi en ninguno), de entrada no pueden ser ellos quienes asuman la parte del león por múltiples razones: falta de información sobre el problema, inexistencia de mercado libre del que pudieren beneficiarse, falta de incentivos al ahorro, posición ventajista de muchos grandes operadores energéticos, subvenciones políticas a generación no renovable, etc. En resumen, han sido vilmente manipulados por los poderes, como usuarios y como ciudadanos.

Las empresas empiezan probablemente a temblar (¡¡que tiemblen!!) porque se han ido apuntando derechos en sus balances que muchos analistas empiezan a poner en seria duda, con el consiguiente efecto en cuanto a dificultades de sostenibilidad financiera. Presionan al Gobierno para que tome decisiones urgentes pero éstas deben dejar ya de favoreceles sólo a ellas.

La imposición de una tasa (o la fórmula que sea con el mismo efecto) a las generaciones nuclear y la hidroeléctrica debe ser inmediata para cortar de una vez los beneficios espurios de estas instalaciones, amortizadas con creces, que están abusando del actual sistema de precios marginalista, marcado, entre otros factores, por el de oferta de los ciclos combinados y éste a su vez por el precio del barril de petróleo.

Para terminar, no secundo la idea de que el mercado eléctrico "se beneficia" de unas subvenciones a las energías renovables que están entre las más altas del mundo. Hay muchos análisis que permiten desmontarlo de raíz y, en todo caso, no es éste el mayor problema de nuestro modelo energético. Y lo de la imperativa moratoria termosolar es también más que discutible.

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