martes, 8 de febrero de 2011

NUCLEARES Y TARIFA ELÉCTRICA

Resulta más que interesante leer el artículo que, con el mismo título, ha publicado Jordi Ortega en la web de La Vanguardia (ver artículo). He aquí algunas de las ideas en él expuestas.

La de alargar la vida de las centrales nucleares invocando el precedente que supone aplazar el cierre de las centrales atómicas de Alemania es falsa por cuanto el Gobierno alemán acordó en 2002 un plan de cierre de estas centrales para 2021; además, en Alemania se propone emplear los beneficios de las nucleares en fomentar el despliegue de las energías renovables. El calendario de alargamiento de las centrales incluye un reparto de la capacidad de generación: Las centrales más nuevas y seguras pueden recibir cuotas de producción de las más viejas. Aquí está el cambio de cromos: permiten obtener más capacidad de producción nuclear a cambio de ser gravadas con un impuesto que servirá para impulsar las energías renovables.

¿Dónde está esa política antinuclear de Zapatero? El presidente del Gobierno no cerró la planta de Garoña (Burgos), inaugurada en 1971, le dio cuatro años de prórroga y relagó así a la Empresa propietaria 180 millones de euros anuales en “beneficios caídos del cielo”. ¡Ah! Y ha nombrado Secretario de Estado de Energía a Fabricio Hernández, el perito que, en nombre de esa empresa, reclama al Gobierno 951,4 millones de euros por el lucro derivado del cierre de Garoña. Al menos, las empresas alemanas (E.ON, RWE, Vaterfall y EnBW) ofrecieron repartirse los beneficios de centrales ya amortizadas.

El sistema es insostenible y el déficit tarifario descomunal, pero no es culpa de la ayuda que reciben las renovables. Luís Berenguer, presidente de la Comisión Nacional de Competencia, señalaba hace poco que “es escandaloso que se asuma con total normalidad que las empresas generadoras estén cobrando los precios tan desorbitados por energía producida en centrales superamortizadas, como son la hidráulica y nuclear, y que cobren el mismo precio que el de las otras energías (...) El sistema de formación de precios del pool eléctrico es un escándalo al que no se puede pasar ni un mes sin que se le ponga fin”.

Miguel Sebastián reconocía que se preveía instalar 9.000 MW en térmicas de ciclo combinado y tenemos 20.000 MW. Y todas estas térmicas actúan como centrales de “respaldo” de las renovables, de manera que cuando no hay viento y sol entran en servicio. Pero ¿quién ha reclamado estas centrales de “respaldo”? Nadie, pero cobran los precios de la tarifa pese a no estar funcionando porque la mayor parte del tiempo no se las necesita. ¿Es imaginable que, bajo la excusa de “proteger” al consumidor, se le haga pagar unos costes por tener comercios, cafeterías o supermercados de “respaldo”?

La Subcomisión de Energía del Congreso hizo una propuesta que ilustra el anterior ejemplo; su texto aboga “por que las energías renovables “internalicen” el coste que supone mantener [las centrales térmicas] para su respaldo y pide que establezca un pago unitario para estas plantas cuando realmente entren en funcionamiento por la intermitencia de otras fuentes de energía”. O sea, que, en lugar de destinar beneficios de tecnologías maduras para desarrollar las tecnologías del futuro, se propone justo lo contrario.

En resumen, la estupidez de nuestro sistema de precios de la tarifa eléctrica y la causa de su crisis es su estructura inflacionista y ninguna otra.

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