martes, 28 de febrero de 2012

¿DÓNDE ESTÁS, FUKUSHIMA?

No sé si habéis caído en la cuenta de ello pero el poder del lobby eléctrico (con el inestimable apoyo del Gobierno del PP) es tal que ya prácticamente nadie habla de la catástrofe de Fukushima de hace unos pocos meses. Alguno preguntaría ¿qué es eso?, ¿alguna nueva marca japonesa?. Y, sin embargo, los nipones siguen peleando cada día por minimizar los efectos del desastre y preguntándose qué pueden hacer y cuánto les va a costar.

Y es que, me refiero otra vez a las eléctricas, siguen saliéndose con la suya. Las debilidades y podredumbres de su sistema habían salido plenamente a luz, se quedaron con el culo al aire y, sin embargo, han sido capaces de parar por completo el desarrollo de las renovables en España y mantener contra viento y marea que son muy caras (todas menos las suyas, claro está) y que elevan el precio del recibo de la luz y el déficit de tarifa.

Se han cargado las primas a las renovables, ya pueden respirar un poco más porque sus ciclos combinados producirán también un poco más y verán rendir sus brutales (y demenciales) inversiones, a las que nadie puso coto en el momento oportuno. Y el problema del efecto invernadero ya no existe, y la independencia energética puede esperar, y ... Todo sea por la pasta.

Y Soria y Montoro y Rajoy hacen como que se lo creen, un mucho por ignorancia y otro mucho por "caguetas", por decirlo con una cierta finura. No, si al final van a hacer buenos a Zapatero y Sebastián, manda huevos.

¡Ah! Y la siguiente es la venta de la nuclear como la panacea de la generación: barata, sin emisiones, vamos, el no va más. ¿Por qué la gente no reflexiona un poco y se pregunta por qué, siendo tan buena la nuclear, no se están construyendo centrales a mansalva? Y es que, para colmo, pretenden colarnos que la mejora de la seguridad de nuestras centrales nucleares va a costar cuatro perras. ¿Estamos tontos o qué?

Supongo que somos el hazmerreír (o la vergüenza) de Europa. No somos Grecia, somos peor que Grecia. A los pro-renovables nos llaman extremistas y hasta fundamentalistas. ¿Dónde vamos a parar?

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