jueves, 26 de enero de 2012

JORGE FABRA. ÉSTE SÍ ES UN EXPERTO


Jorge Fabra Utray, economista y doctor en Derecho, miembro del Grupo de Reflexión sobre la Energía del Instituto Pascual Madoz de la Universidad Carlos III, ex-presidente de Red Eléctrica y Consejero de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) (2005-2011), nos ilustra en su artículo con unos números que se imponen en el funcionamiento del mercado eléctrico español, deteriorado en su regulación y con un extraordinario desequilibrio entre costes e ingresos en perjuicio de los consumidores y de las nuevas tecnologías.
Según indica, el mantenimiento del statu quo actual en materia eléctrica es, simplemente, insostenible, como lo prueba la enormidad del llamado déficit tarifario, que el Gobierno no ha atacado subiendo tarifas de manera visible sino trasladando parte de los costes eléctricos a los Presupuestos Generales del Estado. Es un hecho que desde 2004 hasta 2011 el recibo de la luz ha subido un 80%, un 60% pagado al contado y el 20% restante con la firma de una hipoteca (el déficit tarifario)

Desde la llegada al Gobierno del PP hemos oído que "el déficit tarifario es uno de los problemas más complejos", que "·no se puede solucionar aplicando una subida de tarifas que recaiga sobre los consumidores castigando la competitividad de la economía", que van a "llevar a cabo una transformación relativamente (¿?) profunda del modelo energético ... para que el precio que refleje exactamente los costes de producción". ¿Es que los consumidores pagan más por la electricidad de lo que cuesta producirla? ¿Van a extraer parte de los beneficios que las empresas eléctricas generan en algunos negocios que escapan a los ajustes de la competencia?

Hecho 1: La fijación del precio en el mercado eléctrico con la oferta de la última central térmica necesaria para cubrir la demanda hace que la mayor parte de las centrales de carbón, de gas y renovables no lleguen a cubrir sus costes (y necesiten complementos retributivos: pagos por capacidad, primas) y que las centrales nucleares e hidroeléctricas, sin competencia, obtengan beneficios muy elevados sin minoración alguna. Socialización de pérdidas y privatización de beneficios.

Hecho 2: Desde 1997 hasta 2011, las centrales nucleares e hidroeléctricas han percibido ingresos muy superiores a los comprometidos bajo el marco regulatorio retributivo que amparaba la recuperación de sus inversiones. En 2005 ya habían cobrado la totalidad de los Costes de Transición a la Competencia (8.600 millones), siguieron cobrándolos en 2006 hasta alcanzar una cantidad superior a la que determinaba la Ley del Sector Eléctrico sin que ese exceso haya sido liquidado y, desde entonces, han estado cobrando precios superiores a sus costes remanentes. El que parte de estas centrales no estén todavía amortizadas o provisionadas es cuestión que sólo compete a la política contable de cada empresa. Si, en estas circunstancias, alguien no considera desorbitados los beneficios de las empresas eléctricas (UNESA dixit), será porque tienen mediocres resultados en otros negocios.

Hecho 3: El peso de las renovables tiene que aumentar porque contribuyen a la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero, porque generan externalidades económicas positivas, porque dan lugar a medio plazo a una reducción del coste de la generación de electricidad y porque España está comprometida con el cumplimiento de los compromisos de la Unión Europea. Al margen de que nos aportan la necesaria independencia respecto a los productores de combustibles fósiles. Se trata "simplemente" de establecer una senda competitiva y eficiente que cumpla estas condiciones y objetivos, extrayendo una parte de los ingresos excesivos que percibe el parque histórico de generación para neutralizar el coste del progresivo incremento de la energía renovable necesario para aumentar su peso en la dieta energética.

¿Va a concretar el Gobierno del PP sus declaraciones al respecto? Veremos, aunque no está del todo claro que vaya a ser así (véase para empezar, la prolongación de la licencia de la central de Garoña), si abordan la profunda reforma estructural de la regulación eléctrica que necesita España. Permaneceremos atentos a la jugada.

(Resumen del artículo "En la electricidad, los números se imponen" publicado en El País el 22/1/12)

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